Tao

La Elección

En un reino más de otro mundo que de este, por lo inusual y extraordinario de su cultura, donde los hijos de los reyes compartían igual maestro que el de los campesinos más pobres.
Cuando el tiempo de escolarización llegaba al final de esa etapa. El maestro reunió al príncipe heredero y al hijo de los Urrun. Una de las familias más pobres de la comarca.
Los dos muchachos a lo largo de los años habían forjado una profunda amistad a pesar de sus diferencias.
El maestro les anunció que su formación en la escuela estaba casi terminada y que había llegado el momento de tomar una decisión personal.
Debían elegir entre el camino de la inteligencia o el de la sabiduría.
Los dos muchachos se sintieron contrariados pues no entendían la diferencia entre los dos caminos.
El maestro les hablo entonces de la vida de dos hombres. Uno sabio y el otro inteligente que habían vivido en el mismo reino.
El hombre inteligente llego a ser el gobernador de una extensa región y vivió en una gran mansión rodeado de riquezas, dedicando su vida a construir y crear una gran sociedad de confort y placer. Sin embargo, cuando llegó a su final, aunque estuvo rodeado de sus familiares, entre sedas y algodones, murió entre grandes dolores y sufrimiento.

El hombre sabio sobrevivió dando algunas clases en una pequeña txabola, con un pequeño huerto que por temporadas abandonaba para viajar por el reino, para ver con sus propios ojos la vida.
El hombre sabio se dedicó a fomentar el estudio y el auto conocimiento y murió en paz y sólo en su pequeña txabola.
– Yo elijo la inteligencia dijo Urrun.
– No. Yo elijo la sabiduría dijo el principe.
No me habéis dejado terminar la historia.
Cuando se celebraron los entierros, al del hombre inteligente sólo asistió la mitad del reino, sólo aquellos a quien había favorecido se acercaron para poder luchar y mantener sus riquezas. Mientras que los desfavorecidos confabulaban contra sus herederos por cambiar su suerte.
Sin embargo al entierro del hombre sabio asistieron todos lo hombres del reino ya que no había ninguno que no hubiese recibido un consejo de valía cuando acudieron a pedirlo.
– Sigo eligiendo la inteligencia dijo Urrun.
– Te equivocas hay que elegir la sabiduría dijo el príncipe. No comprendes que por mucha riqueza que adquieras, no conseguirás la paz ni para ti ni para tus semejantes.
– Y tu que lo tienes todo, no comprendes que muerto de hambre no puedes hacer nada por tus semejantes. Prefiero morir al final con dolor que vivir muerto de hambre toda mi existencia.
– Pero…pero… No comprendo

– Los dos habéis escogido el camino correcto. Estoy seguro que con el tiempo comprenderéis cada uno la elección del otro. Seguid y recorred el camino. Sólo un consejo me gustaría daros, si me lo permitís. Que en el camino, ni el poder de la inteligencia, ni el de la sabiduría os corrompa.