Tao

Camino

Voy caminando y sigo la cadencia de mis pasos. Estoy en un camino polvoriento que me habla a cada paso. Una piedra, un agujero, una flor. Cada paso con su sonido ocupa mi percepción. Es entretenido, cada paso es distinto y esa diferencia unifica la cualidad de cada uno en un solo paso, al mismo ritmo, con la misma intención, con igual atención. Todo es nuevo y amplificado por mis sentidos que me mantienen concentrado en mi; saboreando todos los estímulos que llegan en mi caminar.
Alguien me pregunta a donde voy. A caminar respondo y le acompaño en su paseo matutino. Nunca te había visto por aquí. Nunca había hecho este camino respondo. Y ¿Qué te trae por aquí?. El camino respondo.
Perplejo me invita a comer. Curiosidad. Y ¿Mañana que comerás?. Trabajaré contesto. Qué sabes hacer dice él. Cualquier cosa que se haga con las manos. Ese mundo ya no existe me dice triste. Me miro las manos y contesto: mis manos existen. Y ¿Cuando dejen de existir? Pregunta. Caminaré por otro mundo. “Buenas tardes”. “Buenas tardes”

Voy caminando. Mis manos juegan con el aire. El sol se pone. El calor de la tierra llega desde el paso liviano hasta mis manos.
Veo mis manos, veo mi camino.